EXTENSIÓN AGRÍCOLA: HAY QUE PATEAR AL CHANCHO PARA QUE APAREZCA EL DUEÑO
7 de julio de 2010

Aun después de leer los dos proyectos de ley -presentado uno por el APRA y el otro por los humalistas- que establecen en 40,000 y 10,000 hectáreas, respectivamente, el límite de la propiedad agraria (en el caso del segundo en la Costa), no me queda claro cuál es el problema que quieren resolver.En las discusiones públicas que sobre lo que se afirma que dicen estos proyectos se han efectuado (creo que poca gente los ha leído), se habla de evitar el neo-latifundismo. Primer error. Gracias a Dios en el Perú ya no existe ni podría existir el latifundio. Si bien etimológicamente podemos hablar de "fundos grandes", la palabra latifundio nos lleva a un modelo de producción con relaciones sociales semifeudales que terminó cuando fracasó la Reforma Agraria. El latifundio se mantuvo y creció notablemente durante la primera década y más después de la Reforma Agraria de Velasco, con la tremenda concentración de tierras generada por la misma reforma, la creación de las grandes cooperativas y la exclusión de los campesinos sin tierra, a favor de los burócratas del Estado y los activistas políticos encargados de las cooperativas (ver Enrique Mayer, Perú Problema 34, IEP, CEPES, 2009).Diametralmente opuesto, lo que hoy existe son empresas agrarias con fundos grandes, con empleados asalariados, con vacaciones, CTS, jornada de 45 horas a la semana, horas extras, seguridad social, uniformes ad hoc, protección contra el chantaje sexual (mejor que algunas ONG) y, cuando es condición de trabajo, transporte y almuerzo pagados. Empresas con accionariado difundido, más de 4 millones de accionistas, vía los Fondos de Pensiones.Ninguno de los dos proyectos tipifica cuál es el problema que quiere resolver. Ninguno dice qué se hará con la tierra "sobrante" de las comunidades campesinas, que son las mayores terratenientes de la Costa, Sierra y Selva (las nativas). Sólo como ejemplo, la Comunidad Campesina de Olmos, que está en la Costa, es dueña de más de 260,000 hectáreas. Ni qué decir de las comunidades de la Sierra de La Libertad, Junín o Puno, donde las hay con más de 500,000 hectáreas.Todo esto me huele a un cabildeo y manipulación, no en contra de una sola empresa, como algunos dicen (Grupo Gloria), sino más bien a favor de otro(s) grupo(s).Grupo(s) que hoy usufructúa(n) las acciones del Estado Peruano en empresas con innecesario régimen de protección patrimonial, sin accionistas claros, sin cuentas claras con la Sunat, y comercializando la producción a través de terceras empresas.Mmm... Huele raro. Hay que patear al chancho para que aparezca el dueño.

  • [Correo,Pág. 13]
  • /