GASTO EN TIEMPO DE ELECCIONES
6 de julio de 2010

La falta de capacidad de gasto de los gobiernos regionales vuelve a ponerse en evidencia. Durante el primer semestre de este año, ejecutaron en promedio el 21.4% del presupuesto que les ha sido asignado, bastante lejos del 40% que suele ejecutarse en dicho periodo e incluso diez gobiernos regionales no llegaron siquiera al 20%.Estos datos corresponden a los "gastos de inversión", que según el congresista Juan Carlos Eguren equivalen a la partida "gastos de adquisición de activos no financieros" en las cuentas que maneja el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF).La data también excluye el concepto "proyectos de inversión" porque no necesariamente se trata de obras ejecutadas sino de transferencias del Gobierno Nacional a los gobiernos regionales. Aunque esta clasificación resulte algo confusa y difiera del término "gastos de capital" que utilizan tanto el MEF como el Banco Central de Reserva (BCR) en sus reportes, lo que resulta claro es que se confirma una tendencia: las autoridades regionales no logran mejorar su perfil de gasto. Esto es también cierto en el ámbito municipal, donde el promedio de ejecución de los gastos de inversión al primer semestre fue de 33.9%.Es de esperar que la estadística sufra alguna alteración en los próximos meses, directamente influenciada por la campaña electoral. Ayer venció el plazo para la inscripción de las candidaturas para los comicios regionales y municipales del 3 de octubre y un análisis interesante del gasto en este tercer trimestre tendría que involucrar su comportamiento en los departamentos (provincias y distritos) cuyas autoridades buscan la reelección. Es fácil apostar que la ejecución mejorará en aquellos en los que el presidente regional, el alcalde o sus agrupaciones políticas buscan la continuidad.De hecho, ya se ha observado un aumento del gasto de capital en los gobiernos regionales (en el periodo enero-abril), algo que en muchos lugares no está pasando inadvertido, sobre todo por los inmensos carteles que se multiplican en estas épocas. Por lo visto, las autoridades no solo tienen dificultades para gastar eficientemente, sino también para entender que fueron elegidas para hacer obras, de modo que publicitarlas resulta redundante y hasta patético.

  • [Gestión,Pág. 30]
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