A bordo de su station wagon blanco, de placa TGT-506, el taxista Elías Luque (51) pasó la mañana de ayer contando conos anaranjados en cuanto grifo visitaba. Los conos, colocados frente a surtidores, simbolizaban que estos se hallaban vacíos y le confirmaban su mayor pesadilla: casi ninguna estación tenía gas licuado de petróleo (GLP).El repentino desabastecimiento de este combustible comenzó a primera hora del último sábado. Ese día, Juan Sánchez, distribuidor mayorista de GLP en Lima, alertó sobre el retraso de un buque carguero en el puerto de Pisco, que por mal clima no podía emprender el viaje a la capital para traer el mencionado gas.Este inconveniente climático fue confirmado luego por Ernesto Barreda, director general de Hidrocarburos del Ministerio de Energía y Minas (MEM), quien aseguró que ya se habían tomado previsiones para evitar que el combustible "empezara a escasear".