Los críticos del impuesto de 40% a las "súper ganancias" que propuso el ex primer ministro de Australia Kevin Rudd a la actividad minera podrían ver una mayor moderación de su impacto después de que la nueva líder del país, Julia Gillard, indicó su disposición a negociar. El impuesto ha encontrado una dura oposición de las mineras, que han amenazado con cancelar inversiones en Australia por US$ 20,000 millones.Gillard ofreció "abrir las puertas" del Gobierno a la negociación. "Es una oferta genuina, la puerta de este Gobierno está abierta (...) estoy pidiendo a la industria minera que (también) esté abierta", dijo la nueva funcionaria.