¿QUÉ SE VAYAN TODOS?
28 de septiembre de 2004

No es sólo el Congreso el que pondrá en juego su ya alicaída credibilidad de acuerdo a la forma en que procese los casos Mufarech y González. Sin duda, no se trata de empujar a los parlamentarios a ajusticiamientos ni a que sean monigotes de la presión mediática, pero resulta más que evidente en los casos mencionados que no es posible soslayar una acción pronta y eficaz (por menos se han desaforado legisladores de otras tiendas).Han decidido esperar y evaluar con calma. Bueno, pues, confiemos en que es la sensatez y la reflexión la que los lleva a esa decisión y no una simple postergación para esperar a que pase la tensión y se encubra a los coleguitas con menor escándalo. Pero, reiteramos, no es tan sólo la imagen institucional del Parlamento la que está a prueba en estos momentos. Es la de la clase política en su conjunto (no deja de alarmar, en ese sentido, la pasmosa ambigüedad mostrada por Alan García cuando fuera preguntado por Cecilia Valenzuela sobre ambos casos).¿De qué nos podemos sorprender después de lo que las encuestas ratifican, como la de CPI que hoy publicamos que ubica a Alberto Fujimori creciendo como la espuma frente a los partidos políticos que hoy dominan la escena nacional? Como hace un tiempo lo señalamos, si el deterioro moral de las principales instituciones democráticas sigue en caída libre, llegaremos al 2006 con la frase "que se vayan todos" en boca de la mayor parte de la ciudadanía (como sucedió en Argentina luego del descalabro de De la Rúa).Nada parece haberse aprendido del desastre de los ‘80, que desacreditó de tal forma a la democracia y los partidos políticos que galvanizó un sentimiento generalizado de repulsa. No se explica de otro modo que más del 90% del país aplaudiera efusivamente el autogolpe del 5 de abril.Ojalá alguna luz repentina ilumine a los políticos que tienen en sus manos la toma de decisiones, tanto en el Ejecutivo como en el Legislativo. Encerrados en sus pasillos de pan de oro y alfombras rojas, parapetados en sus autos del año con circulina, suelen terminar siendo sordos al pulso ciudadano. Sólo nos queda hacer votos para que logren sintonizar con el creciente malestar popular que injustamente o no -para el caso, poco importa- mete en una misma bolsa de mediocridad y corrupción a todos los que regentan nuestros destinos desde el poder, señala el director del diario Correo, Juan Carlos Tafur, en su columna de opinión.

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