TÍA MARÍA Y EL COSTO DEL AGUA
14 de junio de 2010

El potencial desarrollo del proyecto minero Tía María en el sur del país ha desatado una controversia sobre el uso del agua en el valle del río Tambo. La propuesta inicial de la empresa era bombear agua subterránea. Pero los agricultores se opusieron, preocupados porque el uso del agua del subsuelo afecte su disponibilidad para el cultivo.El río Tambo no está regulado y en verano más de 40 millones de m3 se van al mar. Una opción propuesta por la compañía es construir una represa que regule las aguas del río de manera que la empresa pueda usar 7 millones de m3 de agua. La represa permitiría también incrementar la disponibilidad de agua a los agricultores. Sin embargo, la falta de diálogo, al parecer, ha inclinado las cosas por otra solución, más cara y con menos beneficios sociales: una planta desalinizadora. De esta manera, el agua que utilice el proyecto provendrá del mar y no competirá con el agua dulce que se usa para riego. Los agricultores no se benefician de la mayor disponibilidad de agua de una represa. Además, en todo este debate no se ha tocado un tema esencial: el costo del agua. El agua es un tema muy sensible que no se puede reducir solo a un tema económico. Por ejemplo, no hay discusión sobre la prelación: primero para consumo humano y después para ciertos usos productivos. Los aspectos económicos tienen un rol que jugar. Se exigen altos estándares para el uso del agua a los mineros, pero somos generosos con los agricultores. El agua que pagan los agricultores es muy barata y no permite, por ejemplo, financiar infraestructura hidráulica para represar y optimizar el uso del agua. Al ser el agua tan barata, no hay incentivos para tecnificar el riego. Se riega por indundación, desperdiciando el recurso. La costa peruana desértica no usa el agua adecuadamente. Ahora lo que está generando el conflicto es la inversión minera, pero tarde o temprano tendremos que enfrentar que, de no hacer un uso más racional del agua dulce, vamos a tener que tomar agua de mar desalinizada, señala el economista Alberto Pascó Font.