Cuando este jueves se inaugure la planta de licuefacción de gas natural de Pampa Melchorita (Chincha) -a cargo de la transnacional Perú LNG- en ceremonia que dará el puntapié inicial a la exportación, los peruanos serán testigos de la paradoja de ver escapar el gas, mientras gran parte del país aún no recibe sus beneficios, incluso Cusco, la región de la que se extrae este valioso recurso. Pero ¿por qué surgen las críticas a la exportación del gas? Para responder a esta pregunta, primero debe conocerse que las actuales reservas probadas de Camisea -según las cifras del propio Consorcio Camisea- ascienden a 8.8 trillones de pies cúbicos de gas (TCF). De ellos, 6.9 TCF corresponden al lote 88 y 1.9 TCF al lote 56.