Hace más de un año una empresa ofreció a Southern Perú un sistema para desalinizar el agua de mar que usaría para su proyecto Tía María. Después de analizarlo, la minera lo rechazó porque lo consideró caro. Pensaron ahorrarse el dinero utilizando agua del río Tambo o de la napa freática, pero al final no pudieron por la oposición de la población. Ahora, la desalinización ha vuelto a primer plano. Algo similar podría ocurrirle en Ica a diferentes proyectos industriales. En el mar hay agua, es el consejo.