Los presidentes de los gobiernos regionales de la región sur buscaron la noche del último miércoles poner en jaque al gobierno, con una plataforma de lucha que tenía como principal punto exigir al gobierno postergar por tiempo indefinido la exportación del gas de Camisea, si no se les garantizaba la construcción del gasoducto sur andino para atender la demanda sureña. Entonces se le apareció la virgen a la administración García en noviembre de 2009. Petrobras, la gigante brasileña, se reúne con las autoridades peruanas y les comunica que en el Lote 58, adyacente a Camisea, habían registrado un importante hallazgo. "Existen indicios de una reserva que puede llegar a los 5 TCF, pero aún tenemos que realizar los estudios para confirmar el real potencial", habían advertido los representantes de Petrobras al Presidente. Así, transcurrían los meses, el sur se calentaba, Kuntur desesperaba y el gobierno cruzaba los dedos. Hasta que los indicios de Petrobras poco a poco se confirmaban. El hecho más evidente que garantizaba el hallazgo de más de 5 TCF en el Lote 58 era la revelación que Petrobras compró - a ojo cerrado- junto con la otra brasileña Odebrecht, el 51% de las acciones de Kuntur. "De no haber confirmado que existían por lo menos 5 TCF. Petrobras no se hubiera atrevido a asumir el compromiso de construir el gasoducto sur andino", dijo una fuente del Ministerio de Energía y Minas. "Ello significa que Petrobras también se encargará de buscar un socio para la petroquímica que estará en Ilo, porque el negocio aquí, ante tremendo hallazgo, es utilizar el insumo para elaborar el etano, que es un insumo industrial que el Perú importa al igual que otros países del mundo", añadió.