El gas se ha convertido en un caso de estudio de lo mal que hacen las cosas los gobiernos peruanos. Tuvimos a García en su primera y demagógica versión, corriendo del país a la Shell, perdiendo de esa manera 12 años. Luego, Fujimori no se puso de acuerdo con la empresa y el proyecto se postergó un par de años más. Mientras que Toledo, evidentemente, se apresuró a firmar el contrato de exportación. Finalmente, García en su segunda versión, quiere redondear la faena cometiendo otro garrafal error al intervenir el mercado.Considerando que hace solo ocho meses se anunció en Palacio, con bombos y platillos, un programa de inversión acordado con el consorcio Camisea para evitar el riesgo de desabastecimiento interno, no entendemos qué puede haber pasado para llevar al Gobierno a un acto tan desproporcionado como lo planteado.En realidad, el Decreto de Urgencia que declara en emergencia el abastecimiento de gas no es otra cosa que la expropiación de la producción de Camisea, ya que nadie se va a comprar la excusa que han dado para justificarlo: que la seguridad interna estaba en riesgo.Incluso, como todas las empresas involucradas tienen contratos firmados con el Estado peruano, el Gobierno debería tener la capacidad de exigirles celeridad en la inversión. En esas circunstancias, el recurrir a la intervención del mercado parece otro ejemplo de facilismo burocrático, actitud que se debe de haber sumado a la impaciencia en los más altos niveles del Gobierno.No sabemos si esta desesperación ha sido gatillada por los pronunciamientos de algunos políticos en el sur o si se debe a un particular interés por acelerar algún proyecto de inversión. Sea cual fuere la razón, la medida será vista como una pateada de tablero y desalentará la inversión.Lo que requerimos no es otra aventura estatal arriesgando el dinero de todos los peruanos, sino firmeza en exigir a las empresas el cumplimiento de lo acordado.Mientras que, en el mediano plazo, la solución está en ampliar las reservas de gas, para lo cual se requiere hacer más atractiva la exploración. Sin embargo, los encargados de promover la inversión, Perupetro, están paralizados hace casi dos años debido al "faenón’. Una medida que hace tiempo debió tomarse es renovar esa institución para que cumpla con su función. La inexplicable protección presidencial que los mantiene en sus cargos va camino a convertirse en otra causa de desabastecimiento, señala el director de Perú 21, Fritz Du Bois.