Los remezones de las explosiones en cuatro puntos de Londres superaron los límites no solo londinenses sino británicos. En primer lugar provocaron el retiro momentáneo del primer ministro británico Tony Blair de la cumbre del G-8, para dirigir las tareas luego de las explosiones. Por la noche retornaría a Gleaneagles, sede de la cita. Enterado de las explosiones y las muertes así como heridos ocasionados, Blair dirigió dos discursos. En su primera alocución indicó que para él está claro que los atentados fueron un ataque terrorista y condenó la barbarie de los mismos. Igualmente sostuvo que los ataques estaban preparados para coincidir con la cumbre del G-8 . "Es mi intención abandonar la reunión del G-8", dijo en un primer momento el primer ministro, quien preside este año la cumbre. Blair añadió: "Sea lo que sea que hagan los terroristas, nuestra determinación es que no van a lograr destruir lo que amamos en este país y en otras naciones civilizadas del mundo". En su segundo mensaje, Blair apareció flanqueado por los líderes del G-8. "Los terroristas están empeñados en destruir todo lo que vive pero no lo lograrán. No permitiremos que la violencia trastorne nuestras sociedades ni nuestros valores ni permitiremos que detenga el trabajo de esta cumbre", expresó Blair, quien partió a Londres. El resto de los líderes del G-8 también condenó los ataques terroristas que calificaron como bárbaros. El presidente de Estados Unidos, George Bush, dijo: "La lucha contra el terrorismo prosigue". Los líderes de EE.UU., Gran Bretaña, Alemania, Francia, Japón, Italia, Canadá y Rusia subrayaron en la declaración leída por Blair su determinación para vencer el terrorismo y no dejarse doblegar frente a la violencia extremista. Expresaron además su solidaridad con las víctimas y sus familiares.