"El alza del combustible esta vez, en la proporción que ha sido, no afecta drásticamente el transporte como para que se eleven los pasajes. Pero, por otra parte, el mercado actual de transporte urbano no permitiría que suban las tarifas, porque hay una gran sobreoferta de vehículos en el servicio público", sostiene Luis Quispe Candia, de la ONG Luz Ámbar, quien agrega que la informalidad y la antigüedad de las unidades de transporte urbano generan más gastos que ahorros. A decir de Besich, con el alza de la gasolina en 9%, los pasajes deberían aumentar en menos de un céntimo, lo que no hace necesario aumentar las tarifas. "Los incrementos que, en la práctica, representan un incremento de menos de 10 céntimos, deberían ser asumidos por los transportistas, y acumulados para que, en la siguiente alza, recién puedan hacerlos efectivos, sostiene.