Si bien la nube de ceniza volcánica empieza a despejarse en Europa, el panorama para la economía del bloque se ha enturbiado aún más recientemente. Hace unos días Grecia, Portugal y España han visto una rebaja de sus calificaciones de riesgo soberano crediticio, acentuando los temores de la zona euro, suscitadas a propósito de la crisis de deuda en Grecia. Pese a que Atenas insistió en arreglar por sí misma este grave problema, las fuertes presiones de los mercados obligaron a la nación helénica a acogerse al plan de rescate acordado por sus socios de la Unión Europea (UE) y el FMI. Sin embargo, hasta el momento no se sabe con certeza el monto de ayuda que recibirá Grecia, pero este podría superar los 120,000 millones de euros. Tampoco se tiene claro el mecanismo de ayuda. Peor aun, al parecer existen diversas posturas al interior del bloque, lo que acentúa la incertidumbre y trae recuerdos de los días que antecedieron a la caída de Lehman. Actualmente existen incluso especulaciones de una posible reestructuración o moratoria de la deuda griega. Si ello llegara a concretarse podría desencadenarse una corrida de inversiones en títulos de países con posibles problemas de endeudamiento. Y esa lista es larga ya que, buscando contrarrestar la recesión mundial, muchos países lanzaron medidas de estímulo económico cuyo financiamiento elevó su nivel de endeudamiento, en algunos casos a niveles preocupantes, como ya ha advertido el FMI. Los efectos de una eventual reacción como la descrita de parte de los inversionistas, aún tensos por la reciente crisis subprime, sin duda se llegarían a sentir en todas partes del mundo, y podría traer abajo la incipiente recuperación. Por ahora queda esperar que se aclare el tipo y magnitud de ayuda que ha de recibir Grecia, a cuya situación actual, si bien obedece a errores propios, también le hizo falta la supervisión oportuna del bloque. También es importante tomar medidas correctivas en los países con problemas de deuda para evitar un mayor contagio, aunque ello implique dejar de lado por ahora la lucha por la reactivación económica. Esperemos que al igual que la ceniza volcánica, se despejen los nubarrones que se ciernen en el panorama de la UE, sobre todo porque es uno de los más importantes mercados de nuestras exportaciones.