Las informaciones que dan cuenta que desde las oficinas de organismos públicos, como es Cofopri, se trafica con dinero y propiedades del Estado, no hacen más que corroborar que el Gobierno no solo está al borde de perder la guerra contra la corrupción, sino que ahora, prácticamente herido de muerte, está ejecutando sus acciones al ritmo que van marcando los corruptos.En este terreno, nuestras autoridades, encabezadas por el presidente de la República, están marchando a la deriva, dando golpes de bastón sobre un suelo cada vez más inestable. Y esto porque reaccionan tardíamente, solo después de que los actos de corrupción son dados a conocer por los medios de comunicación. Además hasta ahora el Gobierno no ha descubierto, o por lo menos no lo ha hecho público -que es su obligación- una acción vedada que inmiscuya a funcionarios, cualquiera sea su nivel.Estamos convencidos, señor presidente de la República, que en las instituciones públicas hay "ratas, miserables y basuras", como usted ha llamado a los corruptos, solo porque el Gobierno ha mostrado absoluta inacción e inoperancia para combatirlos hasta ponerlos tras las rejas.El Gobierno no puede justificarse y tratar de maquillar su incapacidad y falta de voluntad política argumentando que el Congreso de la República no le ha brindado las armas jurídicas para luchar contra este mal, máxime si en este poder del Estado su partido, el Apra, logra establecer oportunas alianzas cada vez que requiere de apoyo.Tampoco tendría por qué señalar al Poder Judicial como el culpable de todos los males, pues este organismo, inoperante y denunciado por corrupto, le podría responder que se fije en el ojo propio antes de estar mirando el ajeno.Queda claro, entonces, que en Cofopri se pudo traficar con terrenos del Estado solo porque los funcionarios denunciados tenían absoluta libertad para actuar debido a que son casi nulos los instrumentos de control, como lo ha confirmado el propio jefe de Estado quien solo una vez producida la irregularidad ha pedido a la Controlaría que comience a investigar.Todo lo anterior y las muchas otras cosas que han ocurrido y están ocurriendo dejan en evidencia que este 2010 podría llegar a ser el año de la corrupción en el Perú.