La determinación de la defensora del Pueblo, Beatriz Merino Lucero, de desplazarse hasta Islay para conversar directamente con los dirigentes con la finalidad de buscar una solución pacífica al paro contra el proyecto minero Tía María es una actitud que debería ser imitada por todo funcionario gubernamental que enfrenta un conflicto social en su sector.Para sorpresa de los líderes del movimiento que se concentra en el distrito de Cocachacra, lo primero que les dijo la defensora del Pueblo fue que bloquear la carretera es una violación de los derechos humanos porque la manifestación atentaba contra una mayoría que nada tenía que ver con el conflicto.Además, Beatriz Merino dejó en claro a los organizadores de la protesta que no habrá ninguna negociación si previamente no se levanta el bloqueo de la estratégica Panamericana Sur. Como respuesta, la defensora del Pueblo consiguió una tregua humanitaria de dos horas para que los vehículos transiten sin dificultades.Merino ha sido criticada por figuras del gobierno que le atribuyen a la Defensoría reducir su labor a elaborar un recuento mensual de los conflictos sociales que se registran en el país y que no hace nada por evitar que estalle la violencia. Con su presencia en Cocachacra y su intensa actividad para alcanzar la solución pacífica, Beatriz Merino transita definitivamente de la palabra a la acción."La muerte de las personas no puede ser vista como un costo aceptable de los conflictos sociales. No debe haber más muertos en estas circunstancias", dijo el lunes pasado Merino, en alusión a que se ha vuelto una rutina que el gobierno acepte el diálogo con los manifestantes después de que los enfrentamientos se cobran la vida de varias personas. Reunida con los líderes de la protesta, con las autoridades locales y regionales, y con el alto mando policial de la región, Merino está empeñada en que no se repitan las jornadas de muertos y heridos. Pero no debería estar sola. La presencia del gobierno debe ser más activa, como también la de los representantes de la Southern Perú. Hoy más que nunca es preciso forjar una nueva forma de afrontar los conflictos sociales, sin muertes que lamentar. En ese sentido, el papel de Beatriz Merino es un encomiable comienzo.