El presidente de Doe Run, Juan Carlos Huyhua, aseguró el viernes en el Congreso que tiene la firme voluntad de reanudar cuanto antes sus operaciones en La Oroya, pero culpó a los plazos tan cortos y a los requisitos tan exigentes del Ministerio de Energía y Minas de no poder hacerlo. Sin embargo, no informó si ya había resuelto su principal problema: el abastecimiento de mineral para que su planta pueda trabajar. El resto son meros trámites. Hasta ahora no ha podido convencer a ninguno de sus proveedores que acepten su oferta de refinanciar las deudas que por más de US$160 millones arrastra sin pagar desde mayo del año pasado. Tampoco los ha convencido la presencia de su socio Glencore, que ofreció US$100 millones para relanzar la empresa. La situación de Doe Run se torna cada vez más insostenible y cada día que pasa sus deudas —y sus problemas— aumentan mientras que se reducen sus posibilidades de salir adelante, incluso, su personal más valioso ya está trabajando en otras empresas o buscando trabajo.