La hipersensibilidad de la población peruana a la inflación y el hecho de que estemos saliendo de la crisis y recuperando el crecimiento económico, son los argumentos que expuso el ministro de Energía y Minas, Pedro Sánchez, para justificar el subsidio que el Estado sigue entregando a los precios de los combustibles a través del Fondo de Estabilización de los Combustibles (FEPC).El problema es que, mientras el Gobierno sigue "haciendo la evaluación para ver finalmente qué ajustes se hacen al FEPC", el precio del petróleo tiende al alza y ronda los US$ 86 por barril, por lo que el atraso de los precios de los combustibles en el mercado interno respecto al mismo debe estar aumentando (el Osinergmin no publica en su página web el cuadro resumen con los atrasos desde el 8 de marzo).El MEF ya había advertido que si el precio del petróleo era de US$ 80 el barril, implicaría que el FEPC demande al Fisco unos S/. 2,000 millones, que no están presupuestados. César Peñaranda, estima que, en ese caso, el costo fiscal del subsidio podría elevar el déficit fiscal hasta 2% del PBI.Lo peor de todo es que el subsidio a los combustibles a través del FEPC favorece mucho más a las personas de mayores recursos, ya que el 20% de los hogares más ricos recibió ocho veces más de lo recibido por los hogares más pobres, según un estudio del MEF. Es decir, es un subsidio sumamente regresivo, por lo que debería ser mejor focalizado o abolido.