A las 8 de la noche de ayer, los periodistas establecidos en Puerto Maldonado para cubrir las incidencias del paro minero recibieron una llamada de alerta: cientos de manifestantes se dirigían a la Plaza de Armas de la ciudad para improvisar un mitin y dar a conocer su punto de vista sobre los acuerdos logrados en Lima. Ese punto de vista, hasta el momento, era desconocido, pero se temía lo peor, pues todavía un sector radical de los mineros informales esperaba, entre otras cosas, que la renuncia del ministro Antonio Brack y otras de sus demandas se cumplieran.Pero el alboroto que se armó en la plaza respondía a otra causa: los efectivos policiales de la Dirección de Operaciones Especiales (Diroes) enviados a la zona habían iniciado un concierto de populares cumbias y huainos para celebrar, junto a los mineros, el fin de un paro de cuatro días que felizmente en Madre de Dios no llegó a ser violento.