Nuevas aristas empiezan a surgir en torno al tema de la minería informal. Los trabajadores artesanales son solo el extremo de la soga que parece envolver también a empresas formalmente constituidas.El fin de semana, el jefe del Gabinete, Javier Velásquez Quesquén, denunciaba que tras la huelga estaban empresarios brasileños y rusos, y ayer sumó a la lista a bolivianos. Sin embargo, para el investigador del Instituto Perú de la Universidad San Martín de Porres, Miguel Santillana, este realmente es un negocio de peruanos."Los grandes comercializadores de oro son empresas peruanas, la Sunat las conoce, pero no se meten con esa gente", explicó.Agregó que estas empresas suelen tener triple contabilidad, pero lo que ocurre es que hay muchos intereses en juego, lo que impide su fiscalización. Juana Kuramoto, investigadora del Grupo de Análisis para el Desarrollo, detalla que al final de la cadena de la minería informal están las empresas formales, que utilizan a los mineros artesanales como si hicieran contratas.Los formales le compran el oro, el cual procesan en sus plantas. ¿Y dónde están esas empresas? Kuramoto señala que se encuentran en Chala (Arequipa) y Nazca (Ica), precisamente dos de los epicentros de la violencia de la huelga de los mineros informales.Kuramoto señala que en estas zonas del país, dichas empresas formales tienen sus concesiones, pero procesan muy poco oro, aunque su producción final es muy grande. ¿La razón? Adquieren el metal a los artesanales. Es más, contó que desde Piura, parten camiones llevando oro producto de la extracción de los informales.