MANO DURA CONTRA LA INFORMALIDAD EN LA MINERÍA
24 de marzo de 2010

Todos los peruanos estamos familiarizados con la informalidad pues este problema no se esconde: está en los puestos de venta de CD y DVD piratas, en el transporte urbano e interprovincial y en muchas otras actividades económicas. Por ello no sorprende que el sector que atrae más inversiones, el minero, tenga también su cuota de informalidad y que esta sea enorme: US$ 1,000 millones de producción anual, según estima la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía. Los "empresarios" que se dedican a la minería informal encuentran muchos incentivos para continuar operando pues no pagan ningún impuesto ni contribución, no son supervisados por el Estado y, principalmente, ofrecen salarios que, dada la precariedad económica de quienes trabajan en sus explotaciones, son inmensamente atractivos (superan en 11 veces el jornal que percibe un agricultor, por ejemplo). Sin embargo, los perjuicios que esta actividad genera son profundos.En primer lugar, al no cumplir con las exigencias de la legislación, no brindan a sus trabajadores condiciones laborales óptimas (vivienda, salud, etc.). En segundo lugar, la minería informal está afectando el medio ambiente de formas que en muchos casos son irreversibles (como está sucediendo en Madre de Dios) y, finalmente, originan un entorno en el cual el desgobierno y la corrupción son moneda corriente.Esta parte de la cadena productiva de la minería informal se encuentra documentada en numerosos estudios. Lo que falta conocer es cómo se comercializa esa producción, particularmente la de oro -que representa el 75% del total- y si en esa actividad están involucradas empresas formales. Tampoco se cuenta con información precisa acerca de la manera en que los insumos son adquiridos y transportados a los yacimientos, ni si estos se ubican en terrenos que han sido concesionados por el Estado.Para empezar a solucionar este gran problema, se necesita que las acciones del Estado (Gobiernos Regionales, Ministerios del Ambiente y de Energía y Minas, entre otros) sean concretas y se difundan para que así la población conozca las consecuencias de laborar en la minería informal. De lo contrario, los anaqueles seguirán llenándose de estudios con propuestas que nunca se ponen en práctica.

  • [Gestión,Pág. 30]
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