El tratado de libre comercio (TLC) con China entró en vigencia ayer, abriendo para las exportaciones peruanas un mercado interesante pero todavía inexplorado. Superada la etapa de negociaciones, que no fue tan prolongada como en los casos de otros tratados similares, la fase que se viene será todo un reto puesto que involucrará conocer a quienes son los potenciales consumidores de nuestros productos.Aunque se destaca que China es un mercado de 1,200 millones de personas, lo cierto es que son cientos de millones menos aquellos que tienen un poder de compra adecuado como para adquirir los bienes que el Perú podría venderles. Por ahora no hay suficientes estudios de mercado y de análisis de demanda sobre las necesidades de los consumidores chinos y la disponibilidad de la oferta peruana para atender esos requerimientos; confiamos que se comenzarán a elaborar en el cortísimo plazo.Y en esta etapa del TLC con China, es ocasión para recordar que la agenda interna para aprovechar los acuerdos comerciales sigue siendo una tarea pendiente del Gobierno, más aun cuando se acaba de concluir la negociación con la Unión Europea.El rol de Estado debe ser tan importante como el que tuvo durante las negociaciones, puesto que la información es fundamental para tener negocios exitosos. Mientras las empresas nacionales no tengan la certeza de lo que el consumidor chino busca, será complicado satisfacer sus necesidades o crearles nuevas. El apoyo logístico también será clave, especialmente en cuanto a la infraestructura de transporte hacia los puertos y en los propios terminales, la mayoría todavía sujetos al control de organizaciones poco convencidas de los beneficios que trae la modernidad.Y si se desconoce qué puede exportarse, lo que realmente tiene preocupados todavía a un sector de industriales peruanos es qué productos tiene pensado vender China en el Perú. Si bien buena parte de las confecciones no están sujetas a la desgravación arancelaria, existe temor por el ingreso masivo de otros bienes que podrían poner el jaque a las manufacturas nacionales. En ese sentido, la Sunat e Indecopi tienen pendiente profundizar sus procesos para detectar e investigar prácticas vedadas por el comercio internacional. Ya estamos en carrera, pero hace falta más información.