Las leyes son para cumplirlas. Hay que reconocer el bueno tino y la oportunidad con que ha actuado esta vez el Congreso de la República para aprobar la Ley General del Medio Ambiente que, entre otras cosas, exige que los parámetros nacionales para medir el agua, el aire y el suelo se adecúen a lo que estipula la Organización Mundial de la Salud. En el caso del agua esto significa, en buen romance, que el Perú debe dejar de lado la obsoleta y riesgosa norma que permitía 0,050 miligramos por litro de arsénico, para adoptar la de la OMS que solo permite un quinto de ese valor, es decir tan solo 0,010 mg./l. El tema fue puesto en la mesa de modo objetivo por El Comercio, a través de una sostenida campaña, que finalmente logra su objetivo, lo que nos satisface profundamente. Claro que no faltaron los detractores de siempre, que buscaban inexistentes motivaciones escondidas, sin reparar en lo evidente: que se trata de un asunto de capital importancia para la salud pública a mediano y largo plazo, que no podía ser dejado de lado. Y así lo entendieron instituciones como la Defensoría del Pueblo y el propio Congreso en algunas de sus comisiones, que ahora dan a luz una ley que debe ser prontamente evaluada y promulgada por el Ejecutivo. Luego de ello, el rol de los organismos contralores y de la prensa será fiscalizar que la ley sea cumplida por Sedapal y las entidades responsables del Ministerio de Salud. Queda, en fin, cierto trecho por recorrer, pero bastante hemos avanzado y eso es un triunfo de la prensa responsable.(Edición sábado).