EL PERRO MUERTO SIGUE TAN VIVO COMO SIEMPRE
16 de febrero de 2010

Nuevamente el Ejecutivo está dando señales contradictorias respecto a la política fiscal, poniendo en entredicho sus ofrecimientos de mantener un manejo responsable del gasto. Así lo demuestra la "resucitación" del Programa de Reestructuración de la Deuda Agraria (Preda), que fuera aprobado en octubre del 2008. En su versión actualizada, dispuesta por decreto de urgencia, se faculta al Estado a reestructurar las deudas que cerca de 5,000 agricultores tienen con entidades financieras privadas, puesto que los adeudos con el sector público sí se habían acogido.Lo curioso del caso es que esta norma fue muy criticada en su momento por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), que incluso interpuso una acción de inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional, argumentando que el Congreso no tenía iniciativa de gasto. Recordemos que en esa época el titular del MEF era Luis Valdivieso, quien quizá será recordado como el más acérrimo defensor de la prudencia fiscal.Con Luis Carranza tampoco era fácil que esta clase de acciones generosas fuesen atendidas y prueba de ello es que el MEF no transfirió los S/. 50 millones que se requerían para que los adeudos de los agricultores con el sector privado pudieran acogerse al Preda. Pero la ministra actual, Mercedes Aráoz, no se ha pronunciado sobre el tema y sorprende que no se haya opuesto, como sí lo hizo con otras medidas similares aprobadas por el Congreso como por ejemplo el bono para militares y policías.Quizá lo ha hecho en privado, aunque como su ministerio tiene a su cargo el gasto público, sería interesante conocer su opinión. Quien sí se ha pronunciado a favor de la norma es el ministro de Agricultura, Adolfo de Córdova. Sus argumentos son los conocidos en estos casos: los agricultores han enfrentado problemas por la crisis y no pueden pagar. Asimismo, se oyó la advertencia de siempre: esta es la última vez que se dicta una medida de este tipo.Aunque los montos involucrados no llegan a los cientos de millones de soles, lo delicado del caso es que el Gobierno pierde credibilidad cuando dispone esta clase de condonaciones o reestructuraciones. Mientras se continúe premiando el incumplimiento, esta vieja y perniciosa costumbre seguirá vivita y coleando.

  • [Gestión,Pág. 30]
  • /