"Soy tenaz, que no es lo mismo que terco", puntualizó ayer Ántero Flores-Aráoz. Quiso así revelar su último empeño como presidente del Congreso: reunir los 80 votos exigidos para nombrar al defensor del Pueblo (sin titular hace casi cinco años) y completar el Tribunal Constitucional. Lograr tan esquivo consenso el próximo 20 de julio, una semana antes de culminar su mandato, es para Flores-Aráoz la máxima prueba de una gestión que pasa a la historia por haberse dado el voto a militares y policías. Con el agotamiento en el rostro, después de dirigir hasta las 4:30 de la madrugada una de las sesiones más complicadas y prolongadas del pleno, Flores-Aráoz refirió que prolongar la legislatura hasta el 20 de julio servirá, también, para que el pleno considere los pedidos del presidente de la Comisión de Constitución, Aurelio Pastor, y de la Comisión de Ética Parlamentaria, presidida por Fabiola Morales (UN), sobre el levantamiento de la inmunidad parlamentaria de los congresistas Heriberto Benítez y Jorge Chávez Sibina, requeridos por el Poder Judicial. Sobre la controvertida inmunidad parlamentaria, Flores-Aráoz reveló que había elaborado con su antecesor en la presidencia del Congreso, Henry Pease (PP), un proyecto de reforma constitucional que modifica este histórico blindaje del ejercicio parlamentario.(Edición sábado).