Con la inflación domada, el Banco Central de Reserva ha enfilado sus baterías a una segunda guerra, la lucha contra la dolarización. Con regularidad, reporta al país sobre los avances contra ese flagelo y, efectivamente, si bien el dólar sigue siendo la moneda preferida por los ahorristas, poco a poco se viene reestableciendo la antigua primacía de la moneda nacional. El BCR no está solo en su preocupación por la desdolarización. Las agencias externas que nos evalúan: Moodys y Standard and Poor, también se preocupan. El Perú, dicen, seguirá siendo un país riesgoso mientras la economía siga tan dolarizada.La economista Lourdes Coll Calderón, profesora de ESAN, tiene una opinión diferente. La dolarización, dice, no aumenta ni disminuye el riesgo de una crisis financiera. Y sustenta su opinión en un minucioso estudio de la experiencia de 25 países emergentes de diversas regiones del mundo, a lo largo de 32 años, donde se dieron políticas muy diversas y ocurrieron 41 casos de crisis financiera. El estudio le mereció un doctorado de la Universidad Complutense de Madrid, con la máxima calificación de summa cum laude.Según Coll, el grado de dolarización de los países estudiados no tuvo ninguna relación de importancia con el peligro de una crisis financiera. Con o sin dolarización, el riesgo de crisis se relacionaba con otras causas, como el exceso de crédito bancario, la falta de reservas internacionales, la insistencia en fijar el tipo de cambio contra la tendencia del mercado y el déficit fiscal. Ni la dolarización parcial como la peruana, ni la total al estilo de Panamá aumentaban ni disminuían el riesgo de crisis.Hay que tener en cuenta que nuestra dolarización no se dio por mandato, sino como un acto de autodefensa de la población ante la expropiación de sus ahorros a través de la inflación. De no habernos dolarizado, casi no habría dinero hoy en los bancos. La inflación está controlada desde fines de 1998, y poco a poco regresa la confianza. Pero a pesar de ese largo período de estabilidad, más de dos tercios de los depósitos bancarios siguen estando en dólares, y los clientes de las AFP piden la dolarización de sus pensiones. La dolarización sigue siendo una manera de tranquilizar al ahorrista nervioso y evitar que envíe su dinero al extranjero o, simplemente, que no ahorre. Si Lourdes Coll tiene razón, el efecto beneficioso de la dolarización sobre el volumen de ahorro se estaría logrando sin crear un riesgo financiero.El tema es de enorme importancia porque, a pesar de estabilidad lograda y el alto nivel de reservas actual, el riesgo de una nueva crisis financiera nunca desaparece. Recuerdo una conversación con el ministro de Economía de Chile en 1980 en la que me aseguró, como una verdad incuestionable, que Chile jamás sufriría una nueva devaluación debido al alto nivel de sus reservas en ese momento. Dos años después, el peso chileno se fue al suelo y el país entró en crisis. El mundo nos trae sorpresas continuamente y es fácil caer en el descuido durante los buenos tiempos. Ojalá tenga razón Lourdes Coll cuando dice que la dolarización no es un riesgo: aquí donde sobran las preocupaciones, significaría una menos, señala Richard Webb.