El 36% de aprobación que, según la última encuesta de Apoyo, tiene David Waisman ha llevado al vicepresidente a estudiar afanosamente su seguramente polémica candidatura a la Presidencia de la República. "Estoy evaluando la posibilidad de postular a las elecciones presidenciales del 2006", admitió Waisman, con el ego mimado por la coyuntural benevolencia de las cifras. No satisfecho con el luminoso cartel de 'bombero' que algunos sectores le colocaron tras el aplacamiento de las varias crisis gremiales en que participó, ahora dice sentir en la nuca el vigoroso aliento del respaldo popular. Claro, no lo dice así, pero seguramente lo piensa. "Estoy en ese propósito de evaluación. Por el momento va bastante bien por un sí. Estoy halagado con los pedidos de diversos sectores, que me provocan y me brindan todo tipo de apoyo", sostuvo. Además del estudio de Apoyo, otros sondeos coinciden en ubicar a Waisman entre los políticos con más aceptación en el círculo del Ejecutivo. Sin embargo, él no quiere estropear su fama ejecutiva abrazándose a una candidatura que --en el fondo-- podría ser un olímpico salto triple al vacío más absoluto. Por eso incluye en su nuevo discurso un interesante (y en él inédito) componente de mesura.