INTRUSO AL ACECHO
5 de enero de 2010

Hugo Chávez lleva más de una década merodeando por el barrio, buscando vecinos para agregar a su círculo de amigos. Durante ese largo periodo, su país ha tenido fabulosos ingresos petroleros (550 mil millones de dólares, casi cinco veces el actual PBI peruano). Sin embargo, sus compatriotas sufren de racionamiento eléctrico y tienen una inflación del 35%. Asimismo, ocho bancos con licencias otorgadas con rapidez y sin mayor evaluación a sus allegados han quebrado en las semanas antes del fin de año. Obviamente, en la revolución bolivariana, la mayoría de los venezolanos no ha sido beneficiada.Por otro lado, desde el inicio de su mandato, Chávez ha perseguido obsesivamente lograr estatura internacional; para ello, ha destinado mucho dinero -solo en el 2009 gastó más de 8 mil millones de dólares- para apoyar a sus amigos, como Evo Morales y Fidel Castro, o para ganarse nuevos aliados.En el caso del Perú, su inexplicable adoración de Velasco, así como el hecho de que Toledo fue el único jefe de Estado que saludó su breve derrocamiento y lo cerca que estuvo el 2006 de agregarnos a su lista de afiliados, lo lleva a tener una fijación con nosotros. Sus ataques directos, o a través de Evo Morales, son frecuentes, mientras su continua injerencia -vía financiamiento- en nuestra política interna es evidente. Estamos seguros que no son ni el intelecto ni la ideología de Humala lo que ha llevado a que la izquierda parezca unificada. Por todo ello, es preocupante cuando se eleva el nivel confrontacional del intercambio verbal. Parecería el preludio para un nuevo intento de intervención de su parte en un año preelectoral, con lo cual se puede convertir -junto con el dinero del narcotráfico- en el elemento desestabilizador del proceso.Considerando que, en la anterior elección, los mecanismos de seguimiento de los recursos utilizados por los candidatos dejaron mucho que desear, sería conveniente que el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) empiece a fortalecer su capacidad de fiscalización antes de que se inicie la campaña, para asegurar que en esta ocasión no se permita el uso de dinero que no tiene certificado de nacimiento. En caso contrario, corremos el riesgo de tener campañas millonarias con fondos sin origen confirmado que lleven a la elección de personajes indeseables, para quienes -ya elegidos- el control posterior que efectuaría el JNE sería irrelevante, señala el director de Perú 21, Fritz Du Bois.