A la Bolsa de Valores de Lima (BVL) le fue mucho mejor que a la economía peruana en su conjunto durante el 2009. En efecto, mientras que el estimado de crecimiento del PBI apunta a un magro crecimiento menor del 1%, pero no por eso desdeñable, considerando que fue un año particularmente complicado, el índice general de la bolsa limeña (IGBVL) avanzó nada menos que 101.2%, recuperando con creces la pérdida que acusó en el 2008. Sin embargo, ambos resultados tuvieron algo en común: se ubicaron entre las tasas de crecimiento más altas en todo el mundo.El 2010 se presenta expectante para la producción nacional pues se espera una recuperación en actividades clave como las exportaciones y la inversión privada, así como un mejor desempeño de la construcción. Lo mismo se puede afirmar para la BVL, aunque los analistas bursátiles proyectan ganancias "moderadas" (es decir, alrededor del 50% en el IGBVL). Mucho dependerá de que la confianza de los inversionistas se fortalezca y se disipen los temores que cundieron desde fines del 2008.Si bien este mercado es altamente sensible a los acontecimientos externos y, por lo general, un desplome en las principales plazas arrastra al resto, un factor determinante para solidificar la confianza en la BVL radicará en las propias sociedades agentes de bolsa (SAB) y en la manera en que manejarán el nuevo contexto en el que efectuarán sus operaciones a partir de hoy, 4 de enero, puesto que las ganancias de capital estarán sujetas al pago efectivo del Impuesto a la Renta. Aunque la tasa que gravará las operaciones de personas naturales será pequeña (5%, siempre que las ganancias sean superiores a los S/. 17,550 anuales), las SAB tienen ante sí un desafío interesante pues deberán apelar a herramientas de mercadeo más agresivas, a fin de diluir la esperada desconfianza que la palabra "impuesto" genera. Las personas jurídicas, por su parte, deberán pagar la tasa a la que están acostumbradas para sus demás rentas (30%).Se espera, entonces, más y mejor información para los inversionistas (actuales y potenciales), así como una mayor competencia entre las SAB, pues si desean captar nuevos segmentos del mercado, tendrán que revisar sus estructuras de costos y mejorar sus esquemas de comisiones.