Cráteres cavados por el hombre, ríos contaminados por mercurio, cerros de tierra removida donde antes había bosques, árboles sepultados por relaves: el ecosistema de Madre de Dios -señala la agencia AFP- está siendo destruido por la fiebre del oro. El panorama es el de un gran desierto en medio de la jungla en el sudeste del Perú -en la frontera con Brasil y Bolivia-, donde la minería informal extrae anualmente 16 toneladas de oro a costa de la destrucción -hasta ahora- de 20.000 hectáreas de bosques tropicales, según cálculos oficiales.Unos 30.000 trabajadores informales han establecido inmensos campamentos convertidos en ciudadelas precarias, levantadas sobre relaves en medio de charcos de agua rojiza, donde ya no hay fauna ni vegetación.Esta porción de selva destruida amenaza zonas de reservas naturales y parques nacionales que antes han caracterizado a Madre de Dios, donde la minería artesanal crece sin control.