Gestión mantiene una plena identificación con la economía de mercado y su principal sostén: la transparencia. Por ello, creemos que la concesión es uno de los mecanismos adecuados para que el capital privado contribuya a desarrollar la infraestructura que requiere el país.Por eso, nos vemos obligados a advertir que se está desnaturalizando este mecanismo, puesto que cada vez son mayores los tropezones y sinsabores que genera, ya sea porque los ganadores se valen de esquemas de negocios y contratos mal planteados, como al parecer ocurre ahora en el puerto de Paita, o porque los perdedores cuestionan e impugnan los resultados.Sin embargo, no comulgamos con las ruedas de molino que llevan a decir que toda concesión es buena, simplemente porque el Estado es ineficiente para ejecutar obras, puesto que es muy importante que ese Estado sea eficiente para convocar al capital privado, elaborar adecuados esquemas de negocios y proponer contratos correctos.Estas tres básicas tareas no están siendo cumplidas, sino revisemos algunos aspectos: ProInversión no ha logrado tener capacidad para convocar suficientes postores, de ahí que en algunos procesos solo ha participado un postor, como sucedió en el proceso de SNP Power, y otros han tenido que ser suspendidos por falta de interés de los inversionistas, como el de la cuarta banda móvil.En otros casos, se han planteado esquemas de negocios controversiales, como el de la planta Taboada, cuestionado hasta por ministros y congresistas del partido de gobierno. El corolario de todo esto es que las concesiones son objetadas, y quienes se sienten agraviados reclamarán sus supuestos derechos en el Poder Judicial, que dilatará al extremo la resolución del problema, y las obras, que se debieron ejecutar con rapidez, dormirán, condenados por los injustos. Todo esto es aprovechado por quienes cuestionan las concesiones, aun por mínimas fallas.En suma, no basta que ProInversión publique en su página web circulares y convocatorias. Debe desplegar una política suficientemente atractiva para convencer a todos de las bondades de este tipo de procesos. Así como cuando señalamos respecto al programa de estímulo económico que estábamos en contra de gastar sin eficiencia, ahora ratificamos que creemos en las concesiones, pero no en la forma en que se están realizando.