¿POR QUÉ EL PRESIDENTE PERUANO HA EVITADO EL DESTINO DE SUS VECINOS?
17 de junio de 2005

El ha sido el más impopular de los presidentes latinoamericanos, con una aprobación en las encuestas fluctuando entre 8% y 14% desde el 2003. En los pasados meses, gobernantes menos satanizados han sido derrocados por protestas en los vecinos Ecuador y Bolivia. Sin embargo, en Perú Alejandro Toledo no sólo sobrevive. El acaba de terminar con cierto éxito un viaje de 15 días al Medio Oriente y China.El mes pasado, el Congreso decidió no iniciar una investigación de impeachment (juicio al Presidente) sobre acusaciones de que el partido de Toledo había falsificado firmas para registrarse para las elecciones del 2000.Su gobierno también obtuvo disculpas de Chile por la venta de armas a Ecuador en una breve guerra fronteriza con Perú en1995. Estas victorias han reforzado la convicción de la mayoría de los expertos respecto de que Toledo sobrevivirá para completar su mandato en julio del 2006. Esto no siempre pareció así. Las acusaciones de corrupción han estado dando vueltas alrededor de su Presidente. Su antiguo abogado y jefe de inteligencia está preso bajo cargos de haber recibido sobornos. El Presidente es un objeto diario de befas en la fieramente partidarizada prensa limeña. Los sondeos muestran que la mayor parte de peruanos piensan que el país va por la senda equivocada.Entonces ¿por qué Toledo sobrevive? Primero y ante todo porque ha presidido cuatro años de crecimiento económico que ha promediado 4.8%. La inflación es baja, la moneda se ha fortalecido, las exportaciones están en boom y muchos peruanos comunes están empezando a sentirse un poco mejor.Segundo, en Perú, un país más grande, los movimientos sociales están más dispersos y son menos radicales que en Bolivia y Ecuador. Alrededor del 45% de los peruanos son descendientes de indígenas andinos (incluyendo a Toledo). Pero la mayor parte de peruanos se consideran mestizos. De 1990 al 2003, los indígenas peruanos soportaron todo el peso de una viciosa insurgencia maoísta y su represión. Estos recuerdos inducen a la cautela.