El Organismo Supervisor de la Inversión Privada en Energía (Osinerg) tiene "las manos atadas" y, por más que quiere, no puede hacer mucho para favorecer la economía de los hogares peruanos que consumen gas licuado de petróleo (GLP), cuyo precio sigue tan alto como hace más de un año, hasta antes de que ingrese el gas de Camisea al mercado de hidrocarburos.El presidente de ese organismo regulador, Alfredo Dammert, aseguró a Correo que Osinerg podría aplicar un precio de referencia de exportación para el GLP, pero que lo más importante sería indicar cómo interpretarlo "porque no es tan simple, ya que el gas que se exporta actualmente no se envía a los puntos de los precios de referencia, sino a países vecinos". De otro lado, Dammert refirió que Osinerg sí está realizando trabajos de supervisión de las plantas envasadoras para que cumplan con las normas de seguridad, pero que esto le está representando serios problemas porque muchas de éstas interponen acciones judiciales que paralizan su labor mediante medidas cautelares.