En medio del ruido generado por los opositores a la concesión del puerto de Paita, está pasando casi desapercibida la puesta en operación de una nueva planta eléctrica en Chilca, en la puerta de Lima. Con esta quinta planta en este apacible y desértico distrito -que antes era conocido, principalmente, por la claridad de sus noches para cazadores de platillos voladores-, la capacidad de generación eléctrica que se ha conseguido es la misma que la de la Central Hidroeléctrica del Mantaro.Traigo esta comparación a colación porque en la absurda oposición a la privatización de Mantaro coincidieron la misma coalición de sindicalistas de empresas estatales, pequeños agentes mercantilistas y políticos oportunistas que hoy buscan evitar que los puertos peruanos sean modernizados.Cabe indicar que el mismo grupo se opuso a la privatización de Sedapal -lo que se lo agradecen el millón de limeños aún sin saneamiento-, y también defiende a Petroperú, asegurando que siempre existirá la oportunidad para que todo futuro gobierno también pueda disfrutar de su propio "faenón’.Volviendo a la generación eléctrica, se está ampliando sin mayor aspaviento, así que cuando se caiga a pedazos la central de Mantaro, por falta de mantenimiento adecuado, tan común en nuestro "eficiente’ Estado, su ausencia no será sentida por los consumidores, que tendrán alternativas a mano.Lamentablemente, los únicos perdedores serán los pensionistas del Fonahpu, a quienes les entregaron ese "invalorable’ activo en lugar del dinero que hubieran recibido de colocarla en el mercado.En cuanto a Paita, están aprovechando la confusión creada por el nuevo operador, al introducir cambios tarifarios sin una adecuada explicación, para dar el último manotazo de ahogado y tratar de revertir la concesión.Sea que exista concertación entre los agentes de las navieras o que el concesionario portuario se haya aprovechado, nuestros costosos reguladores Indecopi y Ositran tienen una brillante oportunidad para justificar su existencia y corregir la situación.Lo que sí sería un error histórico es suspender el proceso de concesionar más puertos y condenar al país a seguir sin competitividad por falta de equipamiento e infraestructura adecuada, solo para beneficiar a esa variopinta coalición antimodernización. ¿Se imaginan el costo de otros 30 años de ineficiente administración portuaria por parte de Enapu?, señala el director de Perú 21, Fritz Du Bois.