Cuando hace casi tres años representantes de la firma canadiense Sulliden Exploration le propusieron a los propietarios de la compañía Minera y Exploraciones Algamarca la compra de sus 26 concesiones mineras y 32 terrenos superficiales (en Cajamarca) no se imaginaron que se enfrentarían a un serio problema, que les está impidiendo invertir en trabajos de exploración en zonas donde se estima hay un millón 300 mil onzas de oro.Celso Sotomarino, asesor del directorio de Sulliden Sahuindo S.A.C., filial peruana de Sulliden Exploration, -que firmó el contrato para su ejecución haciéndose cargo de las propiedades-, precisó que el problema empezó desde que el grupo Sánchez Paredes compró a la familia Orbegozo, ex dueña de Algamarca, la razón social de Mineras y Exploraciones Algamarca (porque sus activos habían sido vendidos a la canadiense).El punto del que se estaría valiendo la parte contraria para querer desconocer el contrato y la propiedad de los yacimientos auríferos de Shahuindo, según explicó a Correo, sería que la firma del contrato de compra fue suscrito por Sulliden Shahuindo y no por Sulliden Exploration.A partir de allí, precisó Sotomarino, se inició un enfrentamiento en el terreno judicial y en el plano arbitral (acuerdo privado para dirimir una disputa). Sin embargo, los árbitros desistieron de proseguir con el caso por una medida de un juez de Villa del Triunfo, quien aceptó una medida cautelar para paralizar este proceso."Esto es una intromisión del Poder Judicial en un asunto privado entre una empresa extranjera y una local", agregó.