El inicio de los trabajos de exploración de la empresa minera Yanacocha en el cerro Quilish, Cajamarca, ha originado una cerrada oposición en la población y autoridades cajamarquinas, quienes han logrado, luego de los consabidos paros, bloqueos de pistas y quema de llantas, que la empresa minera suspenda las exploraciones para garantizar la tranquilidad y el orden público, y en las últimas horas se suscribió un acta que busca garantizar la intangibilidad del cerro Quilish.Los integrantes del denominado Frente Único de Defensa del Medio Ambiente y la Vida afirman que aglutinan a los opositores de los trabajos de exploración y señalan que por el cerro Quilish discurre el 70% de los volúmenes de agua potable que abastecen a la ciudad de Cajamarca y que podrían contaminarse con el consiguiente peligro de desabastecimiento de agua para la ciudad norteña.Es preocupante que a este incidente se sumen otros conflictos, como son los casos de Tambogrande y Huancabamba (Piura), Huaytará (Huancavelica) y Antamina (Áncash), entre otros, donde los pobladores se resisten a la actividad minera, porque alegan presuntos efectos nocivos sobre el medio ambiente, incluso el presidente de la región Pasco acaba de advertir que corre el riesgo de paralizarse la explotación de la mina Atacocha, el mayor yacimiento de plomo en el país.De persistir estos conflictos, ante la impasibilidad del Estado, terminaremos por cancelar la posibilidad de nuevas inversiones en la gran minería de nuestro país, además de ahuyentar las existentes, poniendo fin a lo que en la década del noventa se denominó 'boom' minero.Entre tanto, mientras que en Cajamarca no se resuelva el conflicto entre los pobladores y la empresa minera, los cuatro millones de onzas de oro que se calcula hay en el cerro Quilish, y que valen aproximadamente US$1.600 millones, continuarán enterradas sin servir a nadie, algo así como el perro del hortelano o el mendigo sentado en el banco de oro, como lo prefiera el lector, señala el congresista Natale Amprimo en una columna de opinión.