LA INVERSIÓN Y LOS RETOS DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL
23 de noviembre de 2009

En la medida que se acerca el fin de año, es momento de realizar balances. Uno de ellos es el que corresponde a la responsabilidad social empresarial y cómo puede influir en mejorar el ambiente de las inversiones.En las últimas semanas más de una empresa ha comenzado a presentar sus informes anuales sobre responsabilidad social.Uno de los casos más recientes fue el de Minera Yanacocha.El tema cobra importancia porque a raíz de la Cade que se llevó a cabo en Arequipa, el tema de la inclusión social volvió a formar parte del debate, como ha sucedido también en anteriores oportunidades.Pero más allá de la Cade, es necesario revaluar el impacto que deben tener los informes de responsabilidad social empresarial, sobre todo cuando arrecían nuevamente los ataques contra las actividades extractivas como la minería y el petróleo. Aunque también vale remarcar que este tema debe formar parte para todo tipo de actividad económica.En la presentación del informe de Minera Yanacocha, Baltazar Caravedo lanzó una propuesta atrevida, que bien puede ser tomada en cuenta a futuro para su implementación. Caravedo propuso que los informes de responsabilidad sean presentados no por la empresa misma sino por una compañía de otro sector, a fin de tener una mejor evaluación del comportamiento empresarial. Si bien el planteamiento, por el momento, puede parecer ambicioso, bien vale la pena que el sector empresarial recoja la propuesta. En la medida que la responsabilidad social ha calado, las compañías peruanas también mejoraron sus informes. Cada vez es más frecuente que dichas evaluaciones se presenten invitando a un conjunto plural de la sociedad civil para someter a su consideración los informes y se muestren abiertas a recibir las críticas. Este es un paso importante que se espera se extienda a todas las empresas.Sin embargo, este avance aún es pequeño. Según Perú 2021, apenas hay identificadas 100 empresas que desarrollan acciones de responsabilidad social en el Perú y también un grupo pequeño de microempresas que realizan esta práctica por ser clientes de grandes empresas.Es por eso que el presidente de la Confiep señaló el mes pasado que el hecho de "que pocas empresas peruanas tengan prácticas de responsabilidad social, es un tema de preocupación".Lo importante, entonces, es pasar de las palabras a la acción, que permita que participen en esta práctica un mayor número de compañías, y esa es una tarea que bien merece ser priorizada por cada uno de los gremios empresariales. Mas aún cuando hay distintas visiones sobre los orígenes de los conflictos sociales que enfrentan algunas actividades económicas y que, como es previsible, hay el riesgo de que aumenten en la medida en que se acercan las elecciones regionales y municipales.Llevar a cabo una adecuada labor de responsabilidad social puede permitir una mejor comprensión del origen de los conflictos sociales, y por ende encontrar soluciones, en vez de diagnósticos que culpan a los agitadores sociales y demandan, de inmediato "mano fuerte" a las autoridades. Esto no significa que no haya factores políticos que explican el origen de algunos conflictos, pero como sucedió, por ejemplo, la semana pasada en dos casos de empresas mineras, tras las protestas, el Ministerio de Energía y Minas salió a aclarar que las compañías no tenían autorización para realizar labores de exploración.Por último, debe entenderse que responsabilidad social no es filantropía y que es una tarea en la que también deben involucrarse los gobiernos regionales y locales, que en la mayoría de casos se convierten en caja de resonancia de las protestas, dificultan las inversiones y exigen increíblemente canon, pero no se ocupan de mejorar las relaciones de las comunidades con las empresas.

  • [Gestión,Pág. 31]
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