Mientras un sector del magisterio, capitaneado por el Sutep, amenaza con un nuevo paro, un reciente estudio realizado por la Unesco reitera la calamitosa situación de nuestra educación y las graves consecuencias que las huelgas de maestros han acarreado al sistema, al país y, sobre todo, a nuestros estudiantes, a los que estamos privando de su sentido de futuro.Por ejemplo, 62% de los escolares peruanos no comprenden lo que leen, porcentaje elevado si lo comparamos con Argentina, Brasil, Chile y México. Peor aun, las huelgas del Sutep han originado la pérdida de millones de horas de clases entre 1990 y el 2003, período en que tampoco hubo una política coherente desde los gobiernos, capaz de timonear la educación. Como telón de fondo, no puede obviarse el abandono en que el Estado ha mantenido a este sector por décadas. El resultado: un verdadero colapso del cual solo se podrá salir con una reforma integral, cambios en los planes de estudio, en los presupuestos y la gestión educativas. También se requiere carreras magisteriales basadas en la exigencia y la excelencia (lo que implica cerrar temporalmente algunas facultades e institutos para ganar calidad en lugar de cantidad) y directores con autonomía en la gestión de sus escuelas. Los maestros, importante eslabón de la cadena educativa, merecen un renglón aparte. Los necesitamos bien remunerados, pero también con mística, eficientes y actualizados. El Sutep, bajo la recalcitrante dirigencia de Patria Roja, tiene que abrirse de una vez por todas a la evaluación objetiva y renunciar a sus periódicas intransigencias, orientadas a erosionar la autoridad del Ministerio de Educación, y nada más. Hay que dar cátedra, señores del Sutep. Democraticen sus actividades gremiales (incluyendo sus elecciones internas) y comprendan que deben ser parte de la solución del problema y no un obstáculo más para la toma de decisiones. En cuanto al Gobierno tiene que elevar las asignaciones para el sector. La última ampliación presupuestaria anuncia 270 millones de soles, aunque se necesitan 600 millones para varias cosas: desde instalar redes de agua en los colegios hasta capacitar a los maestros.