Ya han pasado 18 días desde que unos 300 mineros informales de Chumbivilcas invadieron Azuca, el campamento de la minera Ares ubicado a 5.100 m.s.n.m., en el límite entre Chumbivilcas (Cusco) y Apurímac. Las dos jornadas de diálogo con representantes de Ares han fracasado, pues los invasores, que en un principio denunciaban la contaminación de sus tierras, ahora exigen 300 hectáreas de la concesión que posee Ares (3.000 hectáreas). Su intención es clara: ellos mismos quieren realizar sus excavaciones. Artemio Pérez, representante de la empresa, informó ayer que no habría más conversaciones mientras Azuca siga tomada. Sobre el socavón de más de cien metros que hay en el campamento, Pérez aclaró que se trata de un túnel de exploración y no de explotación como denunciaron los invasores. "No tenemos licencia para explotar, solo exploramos", remarcó. Sobre los baldes con productos químicos que también originaron polémica, dijo que se trata de dentonita, una sustancia biodegradable que no contamina y se usa en exploraciones. Pese a esas aclaraciones, el líder de los invasores, el profesor Jorge Chávez, insistió en que Ares contamina: "Al margen de si explotan o no, las aguas servidas que producía el campamento eran echadas al río Santo Tomás", dijo. Lo cierto es que, hasta el momento, no ha llegado ni una sola comisión técnica del Estado para investigar las denuncias.(Edición sábado).