LECCIONES DEL CASO MALPARTIDA
5 de noviembre de 2009

Si bien la congresista del Parlamento Andino Elsa Malpartida ha quedado en el centro de las polémicas al conocerse que mantuvo una relación (involuntaria, según afirma) con Sendero Luminoso, creemos que este tema ha abierto la oportunidad para debatir y proponer aspectos de fondo que conduzcan a mejorar la legislación que exige transparencia a quienes aspiran a un cargo político.El Parlamento debe crear los mecanismos para conminar, bajo pena o sanción, a los funcionarios elegidos por voto popular a decir la verdad sobre sus actividades públicas y privadas. Hasta ahora, el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) solo los obliga a presentar una hoja de vida, una especie de currículum vitae, tan simple que seguramente no sería admitido por una empresa privada.Son tan pocas las exigencias y tan vagas las especificaciones, que sospechamos que muchos de los congresistas de la República no han entregado todos los datos que la ciudadanía está en el derecho de conocer.Hemos revisado en el portal del JNE las hojas de vida de los 120 parlamentarios, y nos ha resultado curioso, por decir lo menos, comprobar, por ejemplo, que solo nueve de ellos han admitido haber tenido algún problema con la justicia, casi todas denuncias civiles, incluso un juicio por disolución del vínculo conyugal.Los otros 111 congresistas se han reportado sin antecedentes judiciales o han consignado que no tienen nada que informar al respecto. Lo mismo ha hecho, dicho sea de paso, el presidente de la República.Pensamos, entonces, que no solo debemos hacer escarnio de terroristas arrepentidos, sino aprovechar el momento para modificar la legislación, y hacer que esa hoja de vida tenga carácter vinculante, y así desaforar a la autoridad que mienta sobre sus antecedentes.Pero así como se castigaría al infractor, también tendría que ser castigado el partido político al que pertenece, pues debería recaer sobre este la responsabilidad de presentar ante el país a hombres y mujeres capaces de decir la verdad, y de admitir que alguna vez pudieron haber cometido un error, y que ahora están dispuestos a resarcirse de este.

  • [Gestión,Pág. 30]
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