El presidente de la Confederación de Instituciones Empresariales Privadas (Confiep), Ricardo Briceño Villena, reflexiona sobre el papel del empresario moderno, tras la clausura de su último congreso gremial. A diferencia de otras oportunidades, en el XVIII Congreso de la Empresa Privada hubo una importante participación de empresarios de provincias. ¿Cuál es el saldo que ha dejado ese encuentro? Que hay un interés muy grande de los empresarios locales por participar con sus autoridades en los proyectos de desarrollo. Hasta hace poco no eran tomados en cuenta, pero ahora vemos que asisten a reuniones, como la que organizamos, y se pronuncian sobre la responsabilidad social, que es algo nuevo para ellos. Además, se están formando relaciones empresariales complementarias que creemos deben ser las bases de las verdaderas regiones. Las regiones tienen que ser económicas y no políticas. ¿Han tratado esa iniciativa en el encuentro? Sí. Los corredores económicos no reconocen fronteras y son los que construyen las regiones. Hay un proceso de regionalización, pero que está inconcluso por los intereses políticos. A diferencia de ustedes que hacen la diferenciación, el presidente Alan García abogó entre los empresarios por la responsabilidad social y la filantropía. Es que la filantropía es diferente a la responsabilidad social. Ambas están bien, pero esta última es la forma como una empresa debe relacionarse con sus grupos de interés: trabajadores, socios, clientes y entorno. Es algo que debe ser parte del quehacer diario de la empresa. Es un gana-gana que no ha sido muy difundido, pero que es un paso que las empresas deben dar para su supervivencia. Tenemos que meter eso en la cabeza del empresario, que no se sienta bien con su conciencia si solo hacen algo de filantropía. ¿El empresario peruano es socialmente responsable? Está en proceso de serlo. Cada vez hay más cuestionamiento y se convierte en una necesidad.