LA OROYA, FRUSTRACIÓN E IMPOTENCIA
5 de octubre de 2009

Una tensa calma se vive estos días en la ciudad de La Oroya. Las piedras y los gases lacrimógenos que quebraron la tranquilidad de este apacible lugar ya son parte del pasado para los miles de pobladores que, tras meses de conflictos, ahora intentan recuperar su actividad diaria, sus labores comerciales, la paz en sus hogares y, sobre todo, sus vidas. La ampliación por 30 meses del Programa de Adecuación de Manejo Ambiental (PAMA) que otorgó la semana pasada el Congreso de la República a la empresa Doe Run Perú (DRP) selló el fin de un enfrentamiento que dejó un saldo de dos muertos entre policías y trabajadores de la metalúrgica, sin mencionar los miles de soles que perdió el sector comercial de esta ciudad tras la paralización de la empresa.Y es que para todos es más que sabido que DRP constituye el eje económico de La Oroya. Esta es una ciudad que a causa de los altos niveles de contaminación que registran sus tierras y aguas no puede desarrollar ningún tipo de actividad agraria o ganadera. Evidentemente la refinería "tiene la sartén por el mango" sobre la población.