Su nombre ha estado ligado por años a la extrema izquierda. Javier Diez Canseco Cisneros (JDC), aquel implacable congresista fiscalizador que busca aparecer en los medios de prensa como un feroz caballero andante, un terrible Catón que brama y gesticula contra toda injusticia y abuso, tiene en su pasado un par de procesos civiles que lo descubren al filo de la ética, esa que tanto suele proclamar: uno es sobre la muerte del chofer asignado a su despacho "manejando el camión del legislador y realizando labores particulares para él, en horas de trabajo" y otro sobre el proceso en su contra por intentar apropiarse de un terreno ajeno en Lurín.