Felipe Roca Salazar ha cumplido 63 años y, desde hace 25, vive en la cuadra 34 de la avenida Aviación, en el residencial distrito de San Borja. Don Felipe -como gusta que le digan- tiene una pequeña tienda con la que mantiene a su familia. Pero hoy siente que sus fuerzas decaen, le duelen los brazos y piernas, ha bajado un poco de peso y su sistema respiratorio empieza a fallar.Bien podría decirse que los síntomas son propios de su edad, pero él es una persona sana y siempre lo fue. Aparentemente, las causas serían otras y tienen que ver con el hecho de haber sido vecino de un depósito de venta de gas doméstico por más de 22 años.Según el Manual Merck de Información Médica General (capítulo 286), estos síntomas coinciden con el de una intoxicación accidental por producto químico. El gas propano lo es y los afectados pueden incluso presentar alteraciones en el sentido del gusto, marcado nerviosismo y anemia severa, dependiendo del tiempo de exposición. ¿Pero cuál es el problema? Principalmente las deficientes condiciones en las que operan estos locales. A decir de algunos especialistas en el tema de hidrocarburos, como Manuel Luque Casanave, del Centro para el Desarrollo Económico, Social y Ambiental (Cepadesa): "El problema no solo es el almacenamiento de los balones de gas, sino la eliminación de los gases tóxicos que de ellos se desprenden y que afectan a los demás. En ambos temas la fiscalización es mínima". (Edición sábado).