LA ÚLTIMA OPORTUNIDAD
21 de septiembre de 2009

Es indignante la manera como Doe Run manipula el temor a quedar desempleados de los pobladores de La Oroya para utilizarlos en poner presión al Gobierno y lograr otra postergación más a la obligación que tienen de implementar un programa ambiental.Evidentemente, para los habitantes de La Oroya el riesgo de perder de inmediato sus ingresos pesa mucho más que el eventual beneficio de un medio ambiente que gradualmente irá mejorando a medida que el PAMA se vaya implementando. Incluso, sin empleo de poco sirve que mejoren las condiciones de vida en esa ciudad en el mediano plazo, ya que para la mayoría solo les quedará seguir el camino que muchos han tomado antes de ellos, emigrando en busca de trabajo. Para La Oroya hoy en día no hay alternativa si Doe Run cierra. Por ello, es inevitable que las autoridades caigan en la tentación de seguir cediendo al chantaje, pero en esta ocasión sí debe de tomarse la precaución de asegurarse que será la última oportunidad. No importa cuántos políticos del partido del gobierno o de las instancias regionales y municipales aboguen a favor de Doe Run; no se debe de aceptar de ninguna manera ampliación alguna mientras no garanticen el cumplimiento de lo comprometido entregando sus acciones en garantía. Si no desean hacerlo es porque no tienen intención alguna de cumplir su compromiso y solo están ganando tiempo.En ese caso es preferible no dar ninguna muestra de debilidad y sancionarlos por el incumplimiento hasta que llegue el momento en que simplemente se los declare en quiebra y se entregue la empresa a otro operador que sea más eficiente y solvente. Por otro lado, si entregaran la garantía el gobierno debe de estar preparado para ejecutarla en el acto al momento de que se venza el nuevo plazo si es que no han cumplido con el pacto. En ese momento, antes de perder tiempo pensando en crear una empresa pública u otra tontera, se deben poner las acciones ese día en el mercado al precio base de un sol por todas las operaciones.Lo fundamental es asegurarle el futuro con empleo digno y un ambiente limpio a los pobladores de La Oroya. Para ello se requiere de una empresa que cuente con accionistas serios que cumplan con sus obligaciones y que no estén humillando a sus trabajadores por la indignante manera como los vienen utilizando.