PBI, ENTRE EL VASO MEDIO LLENO Y EL VASO MEDIO VACÍO
16 de septiembre de 2009

Hace un mes, en esta misma columna, advertíamos que los signos de recuperación de nuestra economía eran mixtos y que un mayor crecimiento del PBI en los meses siguientes todavía estaba por verse. Lamentablemente, la caída mensual de julio (-1.38%), dada a conocer ayer por el INEI (ver pág. 4), aun cuando es menor a la registrada en junio (-2.1%), fue peor a la que esperaba el mercado (-0.5%). Y si bien en agosto se consolidó la mejora de la confianza empresarial, lo cual podría confirmar un punto de inflexión de la caída de la economía, los resultados de julio ponen en duda que ya se haya tocado el fondo de la crisis. Tampoco es claro que cuando se inicie la recuperación, la tasa de crecimiento sea alta. Hay cierto consenso en que la salida sería lenta, acorde a la demanda internacional. Por ahora, con los resultados de julio, es alentador el buen resultado de la construcción, que empieza a recuperarse (6.38%), pero preocupa la fuerte caída de la manufactura (-12.4%) y el comercio (-2.8%), sectores que emplean más mano de obra. Un hecho a destacar es que el INEI haya desagregado más el crecimiento del sector servicios, pero si no mantiene esta metodología parecerá que se hizo para disimular el mal resultado del PBI en julio.También es positivo que el presidente Alan García transmita entusiasmo acerca de las perspectivas de nuestra economía, pero debería cuidarse de crear falsas expectativas, cuando afirma que "lo más estruendoso de la crisis internacional ya pasó". Algunos estimados indican que el crecimiento sería negativo en el tercer trimestre, por lo que es muy probable que el PBI crezca este año debajo de la proyección oficial (2.2%); incluso, podría ser solo 1%. Aún así, Perú sería una de las pocas economías regionales con cifras positivas de producción este año. Para recuperar altas tasas de crecimiento, los agentes económicos, en particular los empresarios, deben afianzar su confianza (que ya empezó a manifestarse en agosto). Solo de esta manera, el empresariado podrá liderar el proceso de recuperación económica, con el impulso de la inversión (como ya empieza a verse en algunos sectores), lo cual permitirá recuperar los ingresos y el empleo y, con ello, el consumo.