Una vez más sentimos la urgencia de pronunciarnos respecto al narcotráfico y su aliado, el terrorismo, porque advertimos que esta ilegal actividad está presionando, cada vez con mayor poder, a la economía formal. Según Devida, la comercialización de la cocaína producida en el Perú genera a las mafias US$ 22,000 millones de ingresos (17% del PBI), y alerta que del total de ese dinero, alrededor de US$ 6,000 millones se introducen, formal o informalmente, en la economía local. Este asunto, en consecuencia, demanda acciones inteligentes y de mayor envergadura que declarar al valle del VRAE, donde se produce la mayor cantidad de coca para los narcotraficantes, zona de combate, como propuso el vicepresidente de la República, o emitir normas que resultan ociosas e irresponsables precisiones de medidas dictadas hace meses, como la que prohíbe la libre venta de kerosene, diésel y otros productos insumos químicos para la cocaína.Nada nuevo se está haciendo. Se repite lo mismo, y solo porque el tema del VRAE está nuevamente en la agenda informativa por los ataques de Sendero. Ojo, que si los terroristas se repliegan, puede ocurrir que el Gobierno olvide el asunto y lo retome cuando aparezca otro muerto.De otra forma, no entendemos por qué las autoridades enfatizan por temporadas la necesidad de luchar contra el narcotráfico, cuando ese máximo interés debe ser de siempre; y lo decimos porque es condenable que no se ejecuten plenamente las nueve normas promulgadas para controlar la producción, importación, comercialización y tráfico de insumos químicos. Es más, la Sunat no puede controlar adecuadamente a las empresas que producen o importan esos productos, simplemente porque no cuenta con el software para ejecutar la tarea. Lo advertimos hace dos meses. Pues, hasta ahora no se soluciona el problema.Queda en evidencia que no existe un plan de Estado para luchar contra el narcotráfico y el terrorismo, y si existe muy pocos en el Gobierno lo conocen, ni siquiera creemos que lo conozca el ministro de Defensa, Rafael Rey, que considera que los "opinólogos" no deben hablar porque nunca estuvieron en la zona de batalla. La misma duda despierta la idoneidad de Rey para conducir ese portafolio, pues nunca lo hemos visto en la zona de batalla ni demuestra ser un experto en el tema.