SE ACABA EL BOOM
18 de mayo de 2005

Ya lo ha advertido el jefe del Instituto Nacional de Estadística, Farid Matuk: el 2005 podemos crecer a 6%, pero el 2006, a su juicio, con las justas llegaremos a 3%, es decir, un crecimiento vegetativo. En estos cinco años, Toledo ha podido no hacer nada significativo -aparte de tener a PPK en el MEF, quien ha manejado con responsabilidad la macroeconomía, pero ha gozado, primero, de la inercia inversora heredada de la década anterior y de un empuje a favor surgido de la dinámica global (particularmente de la expansión china y el gasto fiscal norteamericano).Pero eso, como ya se aprecia -y lo ratifican sinfín de bancos de inversión en el mundo- se empieza a acabar a partir del próximo año.Si no se emprende una coherente y agresivísima política preinversión privada, el Perú retornará a tasas de crecimiento inocuas, políticamente enervantes y socialmente explosivas.Hay mucho por hacer. Aplicar una radical reforma del Estado, desarrollar una violenta estrategia de privatizaciones y concesiones (empresas públicas, servicios portuarios y aeroportuarios y construcción de megainfraestructura), abrir más nuestros mercados firmando no uno ni dos sino decenas de tratados de libre comercio, despejar de una vez por todas la maraña legal que envuelve la legislación laboral, destrabar la multitud de normas que impiden la explosión agroindustrial que el Perú posee en potencia, inaugurar una política seria de concesiones forestales (una riqueza dormida por culpa de ambientalistas retrógrados), etc. Y se debe hacer todo a la vez. No un tema cada seis u ocho meses.¿Hemos escuchado algún plan semejante de parte de alguno de los candidatos presidenciales? En la derecha lo dicen con timidez. El APRA habla del mercado, pero la verdad es que no parece entenderlo muy bien. Y en la izquierda la cosa no anda mejor. Lo más que logran pergeñar es que "reconocen" el mercado, algo tan poco significativo como reconocer la ley de la gravedad (¿?).La alarma ya está prendida. Que la población lo sepa y elija a sabiendas de que una mala elección la va a sentir no sólo en el alma sino, sobre todo, en sus bolsillos, señala Juan Carlos Tafur, director del diario La Primera.