Mientras La Paz vivía ayer un día tranquilo, sin bombas lacrimógenas ni dinamitazos, como el día anterior, a la espera del pronunciamiento del Ejecutivo en torno a la ley de hidrocarburos; el mandatario Carlos Mesa sorprendió al país al anunciar que no observaría ni promulgaría la ley, dejando el tema en manos del Congreso. Políticos y dirigentes sindicales del país reaccionaron casi de inmediato para criticarlo, toda vez que la semana anterior anunció que observaría la norma por no estar de acuerdo con que las transnacionales paguen 18% de regalías y 32% de impuestos, ya que él había planteado los mismos porcentajes pero para que sean aplicados paulatinamente a lo largo de los próximos catorce años. A la 1 de la tarde, cuando se venció el plazo que tenía el presidente para aprobar u observar la ley, envió a su ministro de la Presidencia, José Galindo, a anunciar a la prensa y al país que en vista de que el texto que él envió al Parlamento había sido cambiado, decidía con convicción dejar que la ley fuera promulgada por el presidente del Senado, tal como señala la Constitución en su artículo 78.