EL AUSENTE SENTIDO DEL FUTURO
16 de mayo de 2005

¿ Qué está ofreciendo nuestro país a los peruanos en general y a sus jóvenes en particular: un claro sentido de futuro, como debería ser, o más bien un enorme desánimo al punto de que muchos no descartan la idea de migrar en busca de nuevos horizontes, como refleja la reciente encuesta de El Comercio, realizada por Apoyo S.A.? Si el factor agravante de este fenómeno no es la economía entonces salta a la vista el irresponsable manejo de la política, desde el Gobierno y desde la oposición. Interpretamos que es el comportamiento azaroso de la política y de los políticos el que arranca al país su sentido de futuro. Según la encuesta de nuestro Diario, basada en una muestra de 615 personas en 38 distritos de Lima, 77% señaló que estaría dispuesto a emigrar, aunque también es cierto que un conglomerado similar aseguró que no tiene planes concretos de hacerlo (76%) por el momento. Estos resultados, sin embargo, deberían interpretarse como una señal de alerta sobre esa suerte de desubicación que revolotea en ciertas capas sociales. Sin duda, no estamos ante un fenómeno nuevo. La tendencia migratoria, agudizada en los años 70 durante el gobierno militar, suele intensificarse periódicamente en el Perú. En la década de los 80, durante el gobierno aprista, muchos peruanos no solo querían marcharse sino que efectivamente se fueron (la migración se aceleró hacia 1988 y, según se informó entonces, ingresaron a Estados Unidos 400 personas procedentes del Perú al día, quienes llegaron de manera legal e ilegal). Lo mismo sucedió durante el fujimorato. ¿Ahora vamos a repetir el plato? Estamos a tiempo de revertir las cosas, enfrentando el problema cuanto antes. La sensación del éxodo suele estar asociado a ciertas ideas preconcebidas de que el futuro está más allá de las fronteras, pero también pesa la incertidumbre política. La población espera mayores oportunidades y además que sus instituciones, hoy distanciadas del interés ciudadano, funcionen bien. Si no, veamos el caso del Congreso, con apenas 9% de aprobación ciudadana.