La empresa Doe Run Perú, concesionaria de la Refinería de La Oroya (Junín) envió entre 2004 y 2008 a su matriz de Missouri (EEUU) apreciables despachos de ganancias derivadas del alza de los precios de los metales en el mercado mundial. Contradictoriamente aparece en el 2009 debiéndole a su propietario, el multimillonario Ira Rennert, la suma de US$ 156 millones de dólares, y más aún negándose a cumplir una inversión de US 150 millones de dólares para modificar por quinta vez el plazo de ejecución de su Programa de Adecuación Ambiental (Pama) al que se había comprometido por tercera vez en el 2006. En medio de la prosperidad aparece contradictoriamente con deudas totales por un monto de 426 millones de dólares, entre las que se encuentran además de las mencionadas líneas arriba, las de US $ 110 millones a sus proveedores de minerales ubicados en las provincias mineras de la región central andina y US $ 10 millones por servicios. A juicio de los expertos se entendería que sus supuestas dificultades son el resultado de malos manejos financieros de su propietario y para repararlos está sometiendo al gobierno a un verdadero chantaje y éste estaría al borde de someterse.